El encargo consistia en generar un nuevo edificio de 8 niveles que albergara la nueva sede de egresados uniandinos, actualmente distribuida en el mismo lote entre una casa patrimonial (a conservar) y varias construcciones que se fueron añadiendo con los años (a demoler)
Nuestra propuesta plantea que a pesar del gran tamaño del nuevo edificios, el caracter de la arquitectura no se define necesariamente por su escala, sino por sus relaciones espaciales. Proponemos reivindicar el espacio intimo de lo domestico presente en la casa uniandina, trasladando estos valores a la concepción del proyecto, haciendo que la complejidad programática y el tamaño no interfieran con las características de unidad y continuidad propias de una casa. Los programas que componen la compleja mezcla de usos se entienden como las habitaciones, abriéndole paso a una gran sala que las vincula.
Generalmente los edificios públicos aglutinan su programa más colectivo en los primeros niveles, dejando los niveles superiores a un programa más íntimo, en este caso sin embargo, nos interesa que lo colectivo y lo íntimo se entrelacen de una manera mas fluida, siendo lo público el vacío articulador (la sala) y lo privado lo lleno y más introvertido (las habitaciones y servicios)
